jueves, 15 de marzo de 2012

My favorite star

Título: My favorite star.
Pareja: TakaYama
Tipo: Yaoi
Extensión: Oneshot
Género: Lemon/romántico (nótese el lemon antes de lo romántico (?))
Clasificación: NC-17 (aunque no me hagan caso (¬¬?))
Advertencias: Sexo explícito
Descripción: Ryosuke está emocionado ya que finalmente podrá asistir al concierto de su cantante favorito, Takaki Yuya. ¿Será tal y cómo él esperaba?
Comentario de la autora: este fic se lo dedico a mi bella tía Dahlia ♥




Admiro esos días en que el clima se complementa de acuerdo a mis sentimientos. Este bello día de tormenta representa a la perfección como se siente mi afligido corazón, sobre todo, después de llevarme la decepción más grande en toda mi corta vida.


Ayer era el joven más feliz de la tierra, siendo que iba a conocer a aquella persona que, por muchos años, admiré por su talento y belleza. Todo terminó siendo una gran farsa, pensé que eras genial, no obstante terminaste siendo un grandísimo patán. Quiero creer que era el destino, sobre todo porque mi madre siempre me decía que deje de soñar con personas que nunca alcanzaría en la vida, sin embargo yo seguía empeñado en que algún día nos conoceríamos y sería capaz de llegar hasta ti, como en las películas.


Siento como las cálidas lágrimas caen lentamente por mis mejillas y mis sollozos se ven cubiertos por los relámpagos que caen de vez en cuando. Toco mis labios en una delicada caricia y no sé si sentirme feliz porque tocaron los tuyos, o el ser más infeliz, ya que se que solo fui uno más de los tantos… ¿A cuántos fans has besado? Porque dudo mucho que haya sido el único.

Me acerco lentamente a la ventana y observo como cae el agua de la misma. Mi pecho duele, pero sólo puedo esperar que pase el tiempo para que esta herida sane.

Flash back:

Tenía en mis manos la entrada al concierto y el collar con la identificación que me permitiría estar más cerca de ti que cualquier otro. Me miré en el gran espejo que adornaba mi pared, cerciorándome de que me veía bien, ese día me había vestido especialmente. Quería que tengas una buena impresión de mí.

-¡Ryosuke, apúrate que llegarás tarde a tu concierto! –Dijo mi madre desde la sala. Bajé rápidamente las escaleras, encontrándome con mi madre y mi hermana menor. Me despedí con los mejores ánimos que tenía, estaba demasiado emocionado.

En cuanto pisé el estadio, pude observar la cantidad de personas que, al igual que yo, admiraban a Yuya. Di un largo suspiro para colocarme en la fila que me correspondía esperando el tan esperado momento.


Al adentrarme, puedo notar lo cerca que estoy del escenario y sonrío cual niño el día de su cumpleaños. El show está por comenzar, puesto que las luces están bajando de intensidad lentamente. Todos gritamos tu nombre y luego de que el hermoso panel de conteo marque “0” pudimos deleitarnos con tus bellas presentaciones.

No podía dejar de recorrerte con la mirada, eras tan bello. Por un momento tu mirada se encontró con la mía y me guiñaste un ojo, sin poder evitarlo me sonrojé y te sonreí. Al terminar tu hermoso concierto, los de seguridad me apartaron ya que tenía la tarjeta, que me permitiría verte en camerinos, en el cuello.


A cada paso sentía que mi corazón latía ferozmente, creí que se saldría de mi pecho en cualquier momento. Al entrar puedo ver que éste se esta acomodando su bello cabello frente a uno de los espejos.

-Hola, soy Yamada Ryosuke- Mi voz sonó emocionada.

-¿Así que tu eres mi fan del día? Debo decir que me esperaba algo mejor- mi corazón se estrujó al escuchar esas palabras.

-¿Q…Qué?- Tenía que ser una broma.

-¿Tienes problemas auditivos?...Ya que, tómate una fotografía conmigo, te firmaré lo que sea que hayas traído y te largarás, tengo muchas cosas que hacer ¿sabes?- Sus palabras me cayeron como un balde de agua bien helada. Era como una pesadilla… la peor que haya tenido a mis 18 años de vida.

-S...si- Le di mi cuaderno y un marcador negro, rápidamente firmó una de las hojas del mismo y me lo devolvió.

-Si eso todo, ya sabes donde esta la puerta.- Entró su representante y me miro de pies a cabeza y después a Yuya.

-Sería genial si fueras más amable con tus fans, como que sigas así te quedarás sin ellos- Lo regaño cual madre a un niño de 5 años. Me miró- Lamento la actitud de este mocoso- señaló a Yuya y me entregó una tarjeta de presentación que tomé con mis temblorosas manos.

-Ya que- dijo desganadamente Yuya.

-Hablo enserio Yuya- Sin más se retiró dejándonos solos.

Sentí de repente una mano en mi nuca y otra en mi cintura, haciendo que mis labios estén en un no muy suave contacto con los labios de mi ídolo. Me separé bruscamente de él mirándolo entre sorprendido y aterrado.

-¿No era eso lo que querías?- Su tono fue tan desganado que pude sentir como algo en mi interior se hacia pedacitos en menos de un segundo.

-¿P…por qué?- Lágrimas comenzaron a salir de mis ojos- Era mi primer beso… se supone que un beso es especial…entonces.

-Un beso, es un beso. Sólo eso, no eres el único fan al que he besado…- Te propino una bofetada antes de salir corriendo hacia mi hogar.

End flash back

El recordar lo ocurrido causaba que nuevas lágrimas de decepción surcaran por mis ojos. Poco a poco sentía el sueño dominarme, con lentos pasos me dirijo a mi cama y me recuesto con las pocas energías que me quedaban.

Desperté temprano, al parecer es un día de por más nublado. Salí a hacer unas compras, en el camino pude notar como un grupo de mujeres rodeaban a alguien. Agudice mi visión para ver de quien se trataba, Yuya estaba siendo perseguido por un grupo de fans alocadas, sin pensarlo dos veces me encaminé en su ayuda…se que luego me arrepentiré, pero fui educado para ayudar al prójimo.

Como pude me adentré entre toda esa cantidad de mujeres desesperadas por poder tomar una fotografía, tome la muñeca de Yuya, que al percatarse que se trataba de mi mostró una expresión de sorpresa.

-¿Qué haces?- Intentó liberarse de mi agarre, pero lo tomé con más fuerza.

-Ayudándote

-No necesito tu ayuda- Maldito orgulloso

-Yo creo que si, así que o vienes conmigo y te ayudo o mañana aparecerás en cada una de las revistas de chismes.- Pareció funcionar puesto que dejó de ejercer fuerza.- ¿Dónde vives?

-A unas calles de aquí- Me guiaste hasta tu departamento, que se encontraba en un lujoso edificio… no esperaba menos de él.

A unas cuadras una fuerte tormenta cayo sobre nosotros, mojando nuestros cuerpos. Al llegar a su departamento me alcanzó una toalla y una camisa blanca.

-Ve a bañarte y ponte eso- Me guió hasta su lujoso baño. Al salir noté que solo me había dado una camisa y mis pantalones estaban completamente mojados, así que solo pude salir con lo que me habia dado.

-Oye…- No alcance a decir más, Yuya estaba frente a mí con solo unos jeans gastados, secándose su cabello con una toalla, dejando su bello pecho al descubierto. La visión frente a mi estaba causándome estragos.

-¿Te gusta lo que ves?- Noté una sonrisa burlona mientras lentamente se acercaba a mi y me observaba detalladamente haciéndome recordar que solo llevaba unas de sus camisas. La camisa era lo suficientemente grande para tapar mis partes íntimas, no obstante dejaba a la vista mis piernas.


-Lo siento, solo quería mencionarte que me diste únicamente una camisa.-Desvíando la mirada, de otra forma no habría podido hablar claramente. Vuelví la vista al frente, pero a un punto del suelo y siento una de tus manos en mi rostro levantando mi barbilla con tu dedo índice al tiempo que acercas tu rostro lo suficiente para sentir tu cálido aliento. Una parte de mi me decía que lo aleje de mi, que no era correcto y la otra que me deje llevar… que algo bueno sacaría. Dejé de pensar cuando comenzó a hablar y me miraba con sus profundas orbes.

-No había notado lo bello que eres Ryosuke- Ronroneas cada palabra y te relames los labios y te acercas a mi oído- Sabes… el hecho de que seas tan bello, que tus mejillas estén tan rojas y que lleves una de mis camisas es una gran tentación… no pidas que me haga responsable de mis acciones.

Con cada palabra mis piernas se volvían gelatina, creo que ahora entendía cuando las mujeres dicen que con escuchar este tipo de cosas se te caen las pantys. Tus labios atraparon mi lóbulo izquierdo haciendo que una corriente eléctrica recorra mi columna vertebral, haciendo que involuntariamente deje salir un jadeo. Te siento sonreír en mi oído, te alejaste un poco de mi con tu mano aún en mi mentón, tu mano libre trazo un camino lento desde mi nuca a mi cintura causando una leve y placentera descarga, sacándome un pequeño suspiro que no paso desapercibido por ti.

Me miraste directamente a los ojos para luego escanear mi sonrojado rostro, te fuiste acercando lentamente. Sin poderlo, ni quererlo, evitar cerré mis ojos, sentí tu cálida lengua lamer mis labios para después depositar los tuyos en un dulce contacto. Me sorprendí, creí que serías agresivo como ayer. Rodee tu cuello con mis brazos acariciando dulcemente tu cabello aun húmedo.

En medio del dulce beso fuiste avanzando y yo, por lógica, retrocediendo hasta toparme con la cama, caí y por el impacto lance un gemido, que fue aprovechado para adentrar tu juguetona lengua. Podía sentir como ésta recorría cada centímetro de mi cavidad y se enredaba con la mía en una danza lujuriosa. Mis labios eran inexpertor, pero no pareció molestarte.


Tus manos no perdieron el tiempo, tu mano derecha se encargaba de desabotonar mi estorbosa camisa y tus labios descendían por mi blanco cuello mordiendo y lamiendo todo a tu paso, mientras tu mano izquierda me acariciaba suavemente mi pierna derecha ascendiendo hasta mi muslo, al cual le dio un suave apretón que me quitó un pequeño gemido. Mi piel ardía con tu tacto, sabías que zonas de mi cuerpo besar, lamer, morder y acariciar para hacerme suspirar.

En cuanto terminaste de desabrocharme la camisa con tu mano, que anteriormente acariciabas mi pierna, te encargaste de tomar mi cintura para elevarme lo suficiente para poder quitármela. Cuando me elevabas gemí, habías encajado tus dientes en la unión entre mi hombro y mi cuello, enviando descargas en todo mi cuerpo.


-Yuya…muérdeme ahí de nuevo- Dije como pude entre suspiros, te sentí sonreír en mi cuello y volviste a hacerlo obteniendo otro gemido de mi parte. Me recostaste sobre la cama nuevamente y colocaste tus dos manos mientras elevabas un poco tu torso, te dedicaste a contemplar cada parte de mi desnudo cuerpo frente a ti, haciendo que un potente sonrojo se apodere de mis mejillas.

-N... no me mires así- Intenté cubrir mi cuerpo pero una de tus manos fue más rápida.

-Me agrada lo que tengo debajo de mí- Te acercaste a mi cuello y lamiste toda su extensión, gemí ante el humedo contacto.- Y como sabe- Sonreiste de tal forma que senti que me quedaría sin aliento.

Te acercaste nuevamente a besarme, creo que ya me he hecho adicto a tus labios, no quiero separarme de ellos. Muerdes mi labio superior y después el inferior, lo succionas haciéndome abrir mi boca para darte todo el paso para que adentres tu dulce lengua.


Tus besos descendieron nuevamente a mi cuello, donde te tomaste tu tiempo para dejar marcas que estoy seguro duraran semanas en mi piel. Besaste y lamiste mi pecho y te encargaste perfectamente de lamer y succionar mis pequeños botones rosados. Tus manos le dieron especial atención a mi miembro.

Intenté complacerte, no me lo permitiste, tomaste mis manos acomodándolas alrededor de tu cuello.

-No amor, hoy te toca disfrutar a tí, ya habrá tiempo para que yo disfrute de ti- Tu voz me sonó tan sensual que gemí, obteniendo una sonrisa divertida de tu parte. Te separaste un poco de mi para deshacerte de tu poca ropa.

Besaste y mordiste todo mi abdomen haciéndome jadear ante todas estas sensaciones nuevas. Pusiste especial atención a mi ombligo, el cual besaste, lamiste y mordiste hasta desgastarlo. Tengo que admitirlo, estabas tocando un punto MUY débil. Abriste mis piernas y mordiste el interior de mis muslos haciéndome desesperar.

-Yu…ya- No podía hablar claramente. Pusiste tu rostro a la altura del mío y pude ver el gran deseo que se reflejaba en tus ojos, supongo que yo estaba igual o peor que tú. Volviste a bajar tu rostro y exhalaste tu calido aliento en mi hombría causando leves corrientes en mi pequeño cuerpo.

Le diste una lamida a mi miembro, lamida que dejo salir y fuerte gemido de mis labios, reíste suavemente por mi reacción.

Tomé una almohada para acallar mis gemidos, pero no duro mucho ya que te encargaste de retirarla.

-Ryo-chan quiero escucharte y verte gemir –Soltaste- Si vuelves a taparte la cara te castigaré –Reíste.

-Lo siento –Sonreí. Retomaste tu tarea y mis manos se enredaron en sus cabellos, sintiendo mi cuerpo vibrar y tensarse más y más. Solo un… poco más…

-Yu… Yuya… ¡AH! –Mi cabeza se hizo hacia atrás, dejando salir mi grito gutural de explosión.

Sentí mi cuerpo temblar, sintiendo las convulsiones eco del orgasmo. Hiperventilaba, sintiendo mi piel húmeda, ardiente. Tu boca se deslizó poco a poco para liberarme, dándome cuenta de que había explotado en ella. Abrí los ojos, apoyándome como pude sobre mis codos, encontrándome con que tragabas mi esencia como si de agua se tratase. Me regalaste una sonrisa de satisfacción.
Vi como lamías tres de tus dedos y acercabas tu rostro al mío para besarme.

-¡Yuya! ¿Qué… haces? –Jadeé avergonzado.

-Shhh –Me besaste sonriendo.

Cerré los ojos, escondiendo mi cara sobre tu hombro, respirando entrecortado. Uno de tus largos dedos se había adentrado por medio de mi trasero, siguiendo la ruta entre mis nalgas hasta tocar un punto en medio de éstas que se contrajo por si solo ante el contacto. Mis manos se situaron en la parte trasera de tus hombros, siendo atacado por unas cosquillas escalofriantes que subían por mi columna vertebral, contrayendo los músculos de mi cuerpo.

-Amor, relájate –Dijiste livianamente, casi riendo.

-Yuya… esta es… mi primera vez –Susurré apenado.

-Lo sé… y eso me encanta- Me sentí aun más apenado- No permitiré que nadie aparte de mi te toque.-Me sorprendí de tus palabras y pequeñas lagrimas de felicidad salieron de mis ojos.

Sentí como uno a uno Tus dedos se adentraban en mi interior mientras el me dedicaba palabras de amor y dulces besos para distraerme de la molesta intromisión.

Quitaste tus dedos para abrir un poco más mis piernas y de una sola estocada adentrarte en mi, obteniendo de mi un gemido de dolor que fue atajado por tus labios. Abrí lentamente mis ojos para encontrarme con la imagen más hermosamente erótica de toda la existencia.

Estabas tan caliente, excitado, sudoroso, disfrutando de mi cuerpo. Tus ojos opacados por el inmenso placer que solo mi cuerpo podía ofrecerte, podía sentir tu pesada respiración tratando de contener todos sus instintos por comenzar a moverse antes de tiempo. Sonreí para mis adentros y coloque mis brazos alrededor de tu cuello y mis piernas alrededor de tus caderas atrayéndote a mí lo suficiente para que mis labios rozaran tu oreja.

-Muévete- Creo que fueron las palabras mágicas, ya que al segundo comenzaste con un vaivén lento. Que poco a poco se volvió más y más rápido sacando de ambos, fuertes gemidos.-Yuya…-gemí.

-Así es… di mi nombre –Gemiste ronco en mi oído, a sabiendas de lo mucho que me excitaba escuchar esa voz.

-¡Yuya! –Empecé a elevarla.

No podía creerlo, el calor, lo tenso de mis músculos, esa presión en mi vientre y esos periodos de cosquillas, que se hacían cada vez más seguidos, estaban declarando lo pronto que estaba de llegar al orgasmo; como si mi propio cuerpo estuviera haciendo una cuenta regresiva, una dolorosa cuenta regresiva.

Solté un grito gutural aún mayor, tu gran mano había envuelto mi miembro, dándole una apretada atención, que subía y bajaba acorde con las embestidas. Gemí sin control y sin pena, pues estaba volando, estaba llegando a un nuevo nivel de placer que ni yo conocía, pero sabía que era algo muy…

-¡Yu…ya…! ¡¡AH!!!

Grande, algo muy grande. Tan grande como el grito de mi inmenso orgasmo. Soltaste un grave y ronco grito gutural que casi me ensordecía, siendo acompañado segundos después por un cálido orgasmo que llenó mi interior. Gemí ante la sensación, mientras mi mente se desconectaba del mundo entero, poniéndose en blanco, dejándose llevar por la sensación de gloria que el orgasmo me había dado.

Te acostaste encima de mí, respirando entrecortadamente, todavía envuelto en la sensación compartida del orgasmo. Tu peso, apoyado completamente encima de mi cuerpo.

-Te amo Ryosuke- Me miraste dulcemente- Lamento todas las tonterías que te dije- Coloque uno de mis dedos e impedí que siguieras hablando, retiré mi dedo y te regalé uno de mis más dulces besos

-También te amo, Yuya- Te sonreí

Cuando pudimos regular nuestra respiración, tomaste mi cuerpo con cuidado y me acurruqué en tus brazos dejando que el sueño me venza lentamente. Creo que esta noche podré dormir tranquilamente, ya que me encontraría protegido por mi estrella favorita…



Fin (?)